viernes, 27 de noviembre de 2009

GASTRONOMIA DE LOS AZTECAS







El ingrediente básico más importante de la cocina azteca fue el maíz, un cultivo que era tan importante para sociedad azteca que, incluso desempeñaba un papel central en su mitología. Así como el trigo en Europa y el arroz en la mayoría de Asia oriental, un alimento sin el cual la comida no era comida. Se cultivaba un inestimable número de variedades, las cuales varían en color, textura, tamaño y calidad; era comido principalmente en forma de tortillas, tamales o atole, además de otros guisos. Otros alimentos comunes entre los aztecas, fueron la sal y los chiles, que eran los condimentos básicos de la cocina azteca; llegando incluso a ser sacrificio el privar la comida de estos sabores. Otros alimentos importantes fueron los frijoles y las diferentes variedades de granos de amaranto, y la chía. La combinación del maíz y estos alimentos básicos habrían proporcionado al pueblo azteca, una dieta decente sin importantes deficiencias en vitaminas o minerales. El tratamiento del maíz era llamado nixtamalización, y consistía básicamente en cocinar los granos de maíz en soluciones alcalinas, lo que aumentaba enormemente el valor nutricional de la mazorca común.
Agua, atole y pulque, el jugo fermentado del maguey; fueron las bebidas más comunes entre la sociedad azteca. Además diversas bebidas alcohólicas, que era fermentados de la miel, jugo de diversas cactáceas y frutos. La élite de la sociedad se enorgullecía de no beber pulque, una bebida de plebeyos; ya que preferían beber diversas bebidas preparadas con cacao. Esta bebida era uno de los mayores lujos disponibles; ya que fue la bebida de gobernantes, guerreros y nobles. Fue condimentada con chiles, miel y una aparentemente interminable lista de hierbas y especias.

VESTMENTA DE LOS AZTECAS


Los vestidos, tanto de hombre como de mujer, cuando no eran tejidos, se confeccionaban en fibra de Ixtle o del manguey que se obtenía mediante el raspado de sus hojas o ramas, obteniéndose así los hilos. Posteriormente, reemplazaron estas fibras por el algodón.
El arte plumario constituía realmente una destreza particular. De aves propias del lugar o criadas en cautiverio, las plumas se clasificaban por su tamaño y color, sobrevalorándose las de color verde de quetzal, cuya importancia era mayor que la concedida al oro.
Éstas no solo se llevaban en los tocados, también en los escudos de los guerreros, cuyo vestuario en ocasiones representaba a sus dioses.

GUSTOS DE LOS AZTECAS


Podemos decir que un hecho que se considera común en todas las religiones politeístas fue siempre la tolerancia respecto a los dioses extranjeros, por lo que cada vez que un pueblo dominaba a otros, asimilaba a los dioses de los vencidos en su panteón, con objeto de que le fuesen propicios en el suelo que acababan de conquistar. terreno que creían, pensando con buena lógica, que antes que a ellos pertenecía a los dioses que allí dominaban. Las religiones monoteístas, por el contrario, al creer que el único dios verdadero era el suyo y todos los demás invenciones de la fantasía, o de los demonios, lógicamente también ( este lógicamente es según su lógica ) tenían que perseguirlos. A causa de lo cual las atrocidades, violencias y crímenes cometidos en nombre de los dioses únicos fueron siempre monopolio, no hay más remedio que confesarlo, de las religiones tenidas como más perfectas.

AZTECAS


Diversos pueblos convivieron en la etapa final del desarrollo mesoamericano, conocido arqueológicamente como posclásico tardío, que comprendió de los siglos VIII a XIV.
En este tiempo la entidad política de mayor complejidad fue el Imperio Azteca, cuyo origen histórico se remonta a una coalición militar conocida como la Triple Alianza, que vinculó a tres estados emergentes: los mexicas, cuya ciudad capital fue México-Tenochtitlan, famosa urbe de su época; los Acolhua con Texcoco como ciudad primordial, considerada el centro cultural por excelencia; y Tlacopan, que reunió a los sobrevivientes del antiguo señorío que alguna vez dominó el valle de México. Los Aztecas impusieron con astucia su jerarquía sobre sus aliados, y extendieron su dominio hasta las costas del Océano Pacífico y del Golfo de México. Adquirieron riqueza y poder a partir de la imposición de un estricto sistema de tributación, de tal manera que a la llegada de los españoles en los inicios del siglo XVI, su capital era considerada la urbe más importante y magnificente de su época. La lengua dominante entre los aliados fue el náhuatl, que se convirtió en la “lingua franca” de gran parte de Mesoamérica, utilizada para nombrar la geografía del México antiguo, sustituyendo inclusive las voces de otros ancestrales idiomas. En cuanto al otro estado indígena, el Imperio Tarasco, conocido también como Purépecha, cuya ciudad principal fue Tzintzuntzan, que al final de su periodo histórico funcionó como su capital política, impuso su dominio militar en una amplia zona que comprendió el centro-norte y occidente de México. El idioma de este pueblo era el Porhe o Tarasco, fundamentalmente diferente al Náhuatl y que no se vincula con ninguna otra lengua del México antiguo.
La expansión de los mexicas coincidió con el florecimiento de un estilo artístico de carácter internacional que vinculó a pueblos que hablaban lenguas e idiomas diferentes, Este lenguaje artístico comunicó historias, deidades y ritos en los que coincidieron ancestrales mitos y tradiciones.